Se vino a bacilar y no a sufrir.

"Recuerdo que abrí los ojos y me encontraba en una oscuridad infinita, tan infinita como si fuera que llegué al espacio mismo. Me sentía mal, tanto que una lágrima recorrió mi mejilla. Mucha soledad invadía mi corazón, sumándole tristeza.Quería volver nuevamente a mi cama que fue ahí la última vez que estuve antes de que llegué a aquél lugar tan extraño.
Mi corazón se encontraba en un estado de desesperación, latiendo a mil por hora; no daba más. Me venia enredada en un mundo oscuro sin fin, por mas que observaba por todos lados no veía ninguna salida, no encontraba tampoco ayuda. Era tan extraño. Así que me empecé a mover, y no sabía si quiera a donde iba pero recuerdo que estuve fácil 2 horas moviendo me de acá para allá, llorando de la desesperación. Hasta que en lo lejos vi una luz.
Todo en mí se empezaba a tranquilizar, creía haber encontrado por fin la salida, todo aquella experiencia fea ya iba a quedar atrás e iba a ser solo un anécdota loco para contar. Me acerqué y vi una mesita, sobre ella una nota que decía: 'No dejes que en tu corazón entre la tristeza, la desesperación, la soledad, la desesperanza y todo sentimiento negativo, solo llenalo de amor, de fe y nunca te rindas. Sigue siempre, no bajes los brazos, el fin de tus problemas los tienes en tus manos. ¡Ánimo, sé positivo!' 
Comprendí perfectamente lo que decía en la carta. Y sonreí llorando, pero esta vez de emoción. La tomé en mis manos y me dije a mi misma; vamos hay que salir de este lugar volver a donde pertenezco y darle para adelante y luchar. Después de todo ¿Para que se vino a este mundo? Solo sé que a estar triste no."